El héroe que soñó la final de La Rosaleda

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Rubén Miño, decisivo en el ascenso de la UD Logroñés tras detener dos lanzamientos de una histórica tanda de penaltis

POR SERGIO CANEDA

Apenas unos minutos después de lograr el ascenso a Segunda División sobre el césped de La Rosaleda en un choque agónico frente al Castellón, Sergio Rodríguez emplazaba en sala de prensa a guardar en el recuerdo el nombre de todos y cada uno de los integrantes de un equipo que convirtió en realidad el sueño de una ciudad y de una región. Si hoy Logroño y La Rioja está en el fútbol profesional es gracias a ellos, pero en las historias asociadas a esa noche mágica Rubén Miño tiene ya un lugar de privilegio en el álbum de recuerdos blanquirrojos.

“Estaba escrito”, responde el catalán blocando los elogios a una actuación decisiva durante la prórroga, con una parada al remate de Alcaina, y un desempeño sobresaliente en una tanda de penaltis para la historia, en la que detuvo los lanzamientos de Rafa Gálvez y Cesar Díaz. Recordando el último penalti de la tanda, Miño reconoce que “es un momento soñado durante toda tu carrera” y acto seguido, presumiendo de reflejos, distribuye el mérito del ascenso entre los 25 compañeros del primer equipo. 

Con el paso de los partidos, Rubén Miño se ha reencontrado con su mejor versión como guardián de la portería blanquirroja y ha finalizado el curso convertido en el héroe que hizo posible el regreso de un equipo riojano a la élite del fútbol masculino veinte años después. La camiseta del ascenso, con el 13 a la espalda, ya tiene reservado un lugar de honor entre los recuerdos futbolísticos de Miño, como la fotografía que le reconoce como el mejor blanquirrojo de la final, un reconocimiento que otorgan JIG Services y Riojapress. 

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