El partido de nuestras vidas

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La final por el ascenso frente al Castellón ofrecerá a toda una generación de riojanos un choque repleto de instantes para el recuerdo 

POR SERGIO CANEDA

Todo buen aficionado al fútbol tiene un partido recurrente. Un choque que guarda con celo en su recuerdo y que puntualmente acude a la cita cuando las pulsaciones futboleras suben en intensidad. Emociones que afloran con cierta asiduidad en reuniones familiares o en encuentros con amigos. Basta con tocar la tecla adecuada para que aparezca la final de la Champions de 2016, el gol de Iniesta que nos hizo campeones del Mundo o el 5-0 del Barça al Madrid de Mourinho en 2010. Los días sin fútbol se convierten en terreno abonado para que proliferen esos partidos fetiches, como aquel choque entre Rosario Central y Newell’s que inspiró el ‘19 de diciembre de 1971’ de Roberto Fontanarrosa, uno de los relatos futboleros más celebrados.

Este sábado, en la final por el ascenso frente al Castellón, la UD Logroñés aspira a ganar un choque que pase a la historia e inaugure el álbum de grandes recuerdos en blanco y rojo de toda una generación de riojanos que no han conocido al equipo de su ciudad en la élite. Los tiempos gloriosos de aquel Logroñés que ejercía de embajador de La Rioja por todo el país hace tiempo que caducaron para una generación de riojanos que han crecido viendo a Messi ganar balones de oro y vibrando con las celebraciones de Cristiano Ronaldo. Por eso cobran tanta relevancia los 90 minutos en La Rosaleda, repletos de instantes que pueden quedar para el recuerdo. 

El partido ante el Castellón se convierte así en una oportunidad histórica, en el momento de reivindicar que toda una Comunidad quiere estar donde merece, que no quiere ser la única sin un representante en el fútbol profesional. Además de por una cuestión meramente deportiva, ya de por sí trascendente, cobra especial relevancia la vertiente identitaria. La UD Logroñés es ya el equipo de referencia del fútbol logroñés y riojano, pero aspira a ser el equipo (sin más etiquetas) de los riojanos. El blanco y rojo comienza a teñir ya los siete valles y un ascenso supondría el paso definitivo para materializar la aspiración de un club que hunde sus raíces en La Rioja. No inventamos nada, Terry Pratchett ya lo dejó escrito: “Lo verdaderamente importante del fútbol es que no se trata simplemente de fútbol».

Por eso, para los descreídos y para los nostálgicos; para los que lloraron de rabia en Torrent y empujaron en las Llanas; para los que colapsaron República Argentina creyendo que sí se podía; para los que presumen de blanquirroja entre un mar de camisetas del Barça y del Real Madrid; para los que nunca fallan, ni en Las Gaunas ni lejos de ella; para quienes han celebrado cada alto en el camino, ya sea en Urritxe o en El Sardinero; para los cientos de jugadores que dignifican el oficio en los campos del Grupo 16 de Tercera; para todos ellos, este sábado se juega mucho más que un partido de fútbol, porque pocas cosas se pueden igualar con poder celebrar un ascenso de tu equipo. Una gesta que, a buen seguro, escalaría al número 1 de recuerdos futboleros de muchos aficionados riojanos que tardarían en olvidar lo que supondría un colofón épico a la histórica temporada firmada por Sergio Rodríguez y compañía.

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